Un crujido sordo recorre mi cuerpo. El dolor es insoportable. Desde que esta maldita grafiosis se instalara en mí, todo esfuerzo por sanar ha sido en vano. Siento que el fin está cerca y enero me cubre con su blanca mortaja. No obstante no tengo miedo. Al contrario, siento ansia, pues mi tronco maltrecho permanecerá…